La maduración óptima del compost es de unos cuatro meses, donde se voltea aproximadamente cada mes y medio. En cada volteada se riega con microorganismos. Las pilas de maduración de meseta, son de 70 metros de largo por 40 metros de ancho y 3,5 metros de alto, (unos 8 a 10 millones de quilos), unas medidas increíbles en una planta de compostaje tradicional, pero posibles aquí gracias a el uso de la microbiologia..
Otra característica es el riguroso control de temperatura en el que se da el proceso, para que esté un mínimo de 6 dias entre 60º y 65º C, sin llegar a superar nunca los 70º. Por este medio, al mantener la actividad biológica del sustrato, se consigue un producto totalmente higienizado.
En todo el proceso no se incorpora aire forzado, ya que deshidrataría la materia y haría subir la temperatura por encima de los 70º y la calidad del compost seria muy inferior.
El ELGAN es un líquido, que está formado por una mezcla de cerca de 100 cepas de microorganismos diferentes, unas aeróbicas y otras anaeróbicas, que se mantienen en perfecto equilibrio a temperatura ambiente. Entre ellas destacan las bacterias fototrópicas, lácticos, levaduras y actinomicetos. Cuando los microorganismos que hay en el ELGAN aumentan su población, como una comunidad en el medio en que se encuentran, se incrementa la actividad de los microorganismos naturales, enriqueciendo la microflora, equilibrando los ecosistemas microbiales y suprimiendo microorganismos patógenos.
El éxito del efecto potenciador del ELGAN radica en la combinación de los diferentes microorganismos que lo componen. Estos microorganismos son naturales y no obtenidos a partir de ninguna manipulación genética. En la actualidad se aplica en multitud de usos agropecuarios y medioambientales en muchos países del mundo.